lunes, 1 de octubre de 2012

ONCE AÑOS SIN SILVIO (y un extra)

1 de octubre. Fecha señalada para los amantes de Silvio en el calendario. Momento para entonar un Rezaré bien alto y un Padre Nuestro Silviano en memoria de nuestro mentor que se nos fue hace 11 años.

Como pequeño extra les vamos a recomendar un enlace al blog Blogin' In The Wind, donde de manera magistral y con unos audios que son una delicia, nos analiza la relación de Silvio con lo divino (y con lo humano). A continuación pueden leer un extracto, pero para escuchar los audios, ver las fotos y leer el texto completo deben visitar este enlace: http://www.blogin-in-the-wind.es/2009/04/08/la-tetralogia-divina/
Que lo disfruten.


Aunque en nuestra bendita Sevilla existe un acusado punto de desprecio entre los (muy) aficionados a la Semana Santa y los (muy) aficionados al rock, es evidente que entre los dos grupos hay también mucha gente que comparte elementos comunes, y mantienen gustos y costumbres afines. A nadie se le escapa que tanto un mundo como otro tienen muchas cosas buenas y no tienen por qué ser incompatibles.

Y en pocos sevillanos se cumplía esta duplicidad de devociones como en SILVIO, en cuyo repertorio hay muestras de la Sevilla Mariana y de la religiosidad en general, en forma de cuatro canciones a las que una vez bautizó muy acertadamente Pibe Amador, eterno amigo del alma de Silvio y letrista, manager y batería de todas sus bandas, como la “tetralogía divina” silviana.
“Silvio fue un sevillano fino, amante profundo de la Semana Santa y, sobre todo, de su Cristo del Cachorro. En una ocasión le preguntaron a nuestro artista qué le había hecho enamorarse de la música. Silvio permaneció serio y pensativo unos segundos, y a continuación, con voz potente que resonó en todo el bar afirmó; “los tambores… los tambores de Semana Santa”. Quizá por eso se convirtió en el mejor batería de swing que imaginarse pueda, y por eso siempre se consideró tan cofrade como rockero. Y por eso también, como buen músico que era, sentenció un día aquello de “antes ciego que sordo, antes negro que gitano, antes Semana Santa que Feria, y antes cualquier cosa que protestante”. Y es que Silvio, aunque muchas veces no estuviera muy católico, fue siempre el menos protestante de los sevillanos”. (Pibe Amador)
Este “Rezaré” era una versión del clásico “Stand by me” de Leiber & Stoller, pero no basada en las interpretaciones que de ella han hecho tantos cantantes americanos, sino en la que a los españoles le resultaba más cercana, como era el “Pregheró” de tó la vida que cantase Adriano Celentano, que incluso llegó a grabarla en castellano con el mismo título que nuestro Silvio. En realidad lo que hicieron Silvio y Pibe fue tomar prestada su versión y componer entre los dos una letra alternativa en la que fueron nombrando al mayor número de vírgenes de las cofradías sevillanas que pudieron incluir. Para reforzar el efecto cofrade, las guitarras de Juanjo Pizarro y Andrés Herrera estaban levemente desafinadas entre sí, de una forma que acaba por recordarnos a las cornetas de las bandas de música.
El “Rezaré” de Silvio se dio a conocer en Sevilla a través de un single que nunca llegó a editarse. En el año 1.987 el Área de Cultura del ayuntamiento de Sevilla financió la grabación de un single de Silvio y Sacramento como reciprocidad a las labores que Pibe Amador había venido haciendo aportando regularmente artistas al evento musical anual que organizaba el consistorio, aquella “Cita en Sevilla” de tan buenos recuerdos.
La canción, junto a “Swing Maria”, que era la copla estrella de aquel sencillo, se había venido fraguando durante los últimos dos años para terminar en su forma definitiva en el local de ensayo que la banda tenía en Camas, a donde llegaban sus componentes después de estar viendo procesiones, y donde seguían dando rienda suelta a su sentimiento cofrade cuando el Pájaro empezaba a tocar alguna marcha de Semana Santa con su guitarra (se las sabe todas, os lo juro) y Pibe le acompañaba tocando la caja a modo de tambor. Mientras Silvio cogía la barra del micro y la levantaba como si fuese el estandarte de una cofradía y desfilaba procesionalmente por el local marcándose un bailecillo marchoso a medias entre Pilatos y Elvis; Juanjo y Miguelito (el otro guitarra y el bajista, respectivamente) se sumaban a la fiesta, pero como ellos pasaban bastante de nazarenos y capillitas lo hacían más por el palo del rock’n’roll, por lo que no es de extrañar que saliese un híbrido sevillano como el que después se grabó y ya pudimos oír todos fácilmente al incluirse en su LP “Fantasía occidental”, editado en el ’88.
Esta interrelación entre la Semana Santa y el rock ya le venía de lejos a los tres componentes citados porque Andrés Herrera “el Pájaro” ha respirado cofradías desde pequeño, y cuando no las tiene le falta algo tan importante que incluso llegó a regresar a toda prisa una vez desde los Estados Unidos, lleno de nostalgia, porque no podía soportar un Domingo de Ramos allá tan lejos de ellas. Ha dado conciertos de marchas procesionales a la guitarra y una vez declaró que su mayor ilusión sería tocarla procesionando delante del Cristo de la Calzada, que precisamente está hoy en la calle mientras estoy escribiendo esto. A Pibe también le he oído decir hace años que no le gustaría morirse sin haber compuesto una marcha para la Virgen de Regla, la titular de la Hermandad de los Panaderos, de la que su padre fue hermano mayor.
Y de Silvio qué os voy a contar…

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